domingo, 23 de octubre de 2011

¿Dígame?

- ¡Bah! Sólo te llamaba porque son las cuatro de la mañana y llevo así como una hora caminando rumbo a casa pero quizás estoy dando rodeos porque no quiero llegar.

- ¿Se puede saber por qué?

- La causa es lo más fácil, lo realmente complicado es hacerlo bien, es que ya no lo soporto, ya no puedo más. Te he dicho adiós infinidad de veces dentro de mí y pero nunca he podido irme, digamos que soy libre de quererte pero el hecho en si me hace presa.

-¿y qué puedo hacer yo?

- Supongo que ya nada, y si hubiera un último caso en que pudieras arreglar todo esto, sólo podría salir de ti. Estoy agotada, mi amor, de ser tu amiga, tu amante y en ocasiones tu niñera.

No soporto la maldita dependencia que tengo de ti y eso, amor, sí es culpa mía que no supe nada más mirarte a los ojos que no eras ni serás lo que necesito, lo único que ocurre es que a veces somos más necios de la cuenta y nos embaucan los cantos de sirena.

Nunca quise retener nada tuyo ni siquiera a ti, te quiero libre y por ello me quiero libre a mi y de esta manera no lo soy.

-No se que decirte... Lo dejamos claro ¿No?

- Es realmente paradójico que tú sigas las normas, no te entretengo mucho más lo único que quiero ahora es dormir y poco a poco desaparezcas de mis sueños, vas siendo historia...

Que descanses y ojalá nunca te arrepientas de ser el creador y verdugo de mis sueños... Porque no hay vuelta atrás

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