jueves, 8 de marzo de 2012

Marea

En su patio caen las pinzas de la ropa de algún dios, para que le abra la puerta.
Aquí me quedaré, tendiendo mi pena al sol en la cuerda de tender desolación, luego empezaré a coser "tequieros" en un papel y a barrer el querer con los pelos de un pincel.

Y es que no hay romance ni flor que supuren amor viviendo en un florero, morirían al igual que el olor en los invernaderos. Los tallos de verdad no se pueden quebrar.

Prima tristeza no te olvidas de salir de mi cabeza, te has quedado rendida de un fleco de mi alma herida, a lo mejor te estas muriendo como yo. Te desperezas y en mis penas metes lágrimas de cera, como puños, para que al llorar me duela.
Vienes conmigo si me voy, mueres por mi cuando no estoy, me quedo en cueros con todo lo que te doy.

Sostengo sobre los hombros otro derrumbe,no será su estruendo el que me deslumbre.
Hoy barrí mi rincón, derrumbé los muros, pinté mil senderos, me fui río abajo ¡Qué día de sol!

Quien le iba a decir que al final iba a unir su tripa con la mía, con un poeta de cañería, poeta de mierda de manos vacías. Que necesita a alguien cuando va a caer, que borra las fronteras con solo sus pies... Esta noche me las piro a enseñarle los dientes al mundo, contigo...




De punta en blanco te diré, quisiera envolverte el cielo.


Más que palabras de ese poeta callejero que entona versos con guitarras eléctricas y su voz ronca. Más que sonetos que hablan de la vida no de forma utópica sino real, cruel, dura, canalla y dulce. Aquí tienes un trocito de alguna de sus obras...

Y me miras de reojo, cuando crees que no te miro... ¿Cómo no voy a mirar si ardes como el rastrojo en cuanto me descuido?

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