Tregua

Si lo que escribo no es bueno, si me parece mediocre, necesita una tregua.
Son semanas de cansancio en las que necesitaba estallar por alguna parte lo que mi voz no dice en alto.

No solo la indiferencia de las musas me trajo aquí. Esperé, esperé mucho, me lancé a una alberca vacía.

Perdí la paciencia y como en la lección de Ionesco termina pasando factura, quizás es mejor tumbarse en el campo y despertarse sin saber lo que te espera.

Quizás deba dejar de escribir durante un tiempo, al menos hasta que hile algo sencillo, positivo pero a la vez atractivo.

Poca ficción y demasiada realidad.


—¡El gran estratega! Se supone que eres especialista en grandes conflictos.
—Sí, pero no hay ninguna guerra comparada contigo.