lunes, 5 de marzo de 2012

Una gran ciudad


Mucho le han escrito, amado, deseado, envidiado incluso odiado.

Ya no se como sentirte, lo hice de mil formas y de muchos colores.

Todo empezó en aquella parada de autobús, nos despedimos hasta la semana siguiente para celebrar un acontecimiento bastante importante, esa semana llegó y sólo quedaba la dichosa parada que tantas veces resguardó del frío y de la lluvia.

Muchas de abril estaban por venir después salió el sol y las casualidades empezaron a tomar sentido y protagonismo.

A veces hay ausencias que no dan pérdidas, una nueva oportunidad siempre te aportará ganancias.

Volver a nacer, podría llamarlo, resurgir de las cenizas y recuperar el tiempo perdido. Promesas, promesas que juré en aquel acantilado y que cumpliría una tras otra. Aire renovador que despejaba el viciado.

Como decirte, querido lector, que no todo era de color de rosa, ya sabes que la vida es agridulce aunque intentes reirte a diario.

A veces me saturas, amada ciudad, el tiempo no me deja disfrutarte como yo quisiera. Hoy paseando descubrí que ya empiezas a oler a primavera, que el sol te invita de nuevo a verme con tu gente. No me gusta tu noche, es tan privada, tan fantoche, quizás sea una forma de no querer ver que me hago mayor o que es momento para otros y yo tengo que buscar el sitio que me corresponde.

Echo de menos cuando te pides una heineken porque sabes que me gusta y que me la beberé contigo ya que sola no puedes, una guitarra, un anónimo y una historia. Las tardes en la terracita del bule, platea u 86 que se prolongaban hasta que las persianas dijeran hasta mañana, los parroquianos fieles que nos saludaban y tanto nos hacían reir.

Historia viva de días que no olvidaremos, ¿Por qué, por qué me saturas si te quiero tanto? quizás tenga que respirar otros aires, volver y contártelos. Quizás deba disfrutarte un poco más o ¿por qué no? volverte a reinventar, resurgir...

1 comentario:

LauNeluc dijo...

Me encanta la entrada :)

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