viernes, 16 de septiembre de 2011

He de respirarte o morir en el intento

Desnudó mi hombro y dándole un suave beso me susurró al oído que me haría lo que la primavera a los cerezos.

En ese preciso instante sentí temblar todos los rincones de mi cuerpo, sus palabras eran vida, energía pura y escalofríos.

Muchos se acostumbraron a la necesidad, al miedo a la soledad, durmiendo con desconocidos durante muchos años.
Ven a mí, soledad, si no siento lo mismo que aquel día. Solo así soy mejor, solo así seré yo.

Amor provéeme de ti o por el contrario inúndame de la infinita frialdad de nuestros días, no me dejes estancarme en aquello que solo forma parte del olvido, tú significas mucho más, eres mucho más que eso.

Despierta a los desencantados pues, ¿No es mejor vivir alejados de la cadena de odio?.
Por lo que más quieras inúndalo todo. Se nos estás olvidando...


No tengo tatuajes, pero hay demasiadas palabras grabadas dentro de mí.
Eso no se puede borrar.



Duerme mi vida, descansa de tu largo día. Velo por ti, y me quedaré tranquila cuando el sueño te alcance y un nuevo día te de la oportunidad de aprenderle, de aprenderte. Velaré por ti hasta el último suspiro.

1 comentario:

rubén alés plaza dijo...

A veces habría que inundarlo todo y empezar de nuevo en aquellas cosas que merecen la pena que se les de un oportunidad de comenzar de cero.

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