viernes, 25 de noviembre de 2011

Reflejándose

Caminando por un bonito pueblo de cuyas vistas estaba perpleja, iba con unos amigos a los que llevaba mucho sin ver y otros más cercanos. De repente dos hombres nos pararon y le dijeron a Julián que le diera todo lo que tenía encima, ante su negativa uno de ellos me cogió por el cuello y supe en ese instante que sacaría una navaja, ante el acierto de mi vaticinio y teniendo la navaja pegada el cuello... mi "amigo" no aceptó dar nada de lo que tenía. De repente la escena cambió y estaba en el sofa de casa pero me sentía muy mal.

Tenía una nota en la mano que decía, "el del suelo sustituye al tuyo, date prisa", baje un poco la camiseta y descubri que en mi seno izquierdo tenia un gran corte y dentro estaba vacio. ¡Me habían sacado el corazón! y en el suelo se encontraban el mio destrozado y otro nuevo. Casi sin fuerzas cogí el telefono que se encontraba detrás mía y me dispuse a llamar a emergencias, y no existía y no existía y cuando conseguí dar con ellos, me decían que eso como iba a ser que ojalá no fuera una broma y que si era verdad me encerrarían en una habitación oscura hasta averiguar que había pasado de verdad. Mi mayor miedo es que el nuevo corazón no pudiera aguantar todo lo que aguantaba el antiguo, no lo quería e intentaba recomponerlo. No dejaban claro si vendrían o no, mis padres hacían caso omiso, decían que no fuera quejica, que aguantara que sin corazón hoy en día se podia vivir y que ellos no me llevaban a ponerme el nuevo que si el 112 no lo veía una urgencia yo tenía que esperar. Cada véz sentía que ese vacío me hacía más y más daño y la ayuda nunca llegaba y ya no sabía a quien llamar...

Por suerte de repente escuché: Marta, perdona, te he despertado vine a ver si estabas bien. Era mi madre y yo estaba en mi cama, tensa, muy tensa.

Aquel día me había acostado demasiado cansada, física y emocionalmente. La buena nueva de siempre, como siempre me había partido en trocitos.

Soñé, como siempre hacemos pero no siempre recordamos, soñé y mi mente no parece haberse quedado con la copla de querer desconectar de ella y de sus malas artes. Dejó que la decepción y el desencuentro abordaran mis sueños siendo pesadillas. Por suerte desperté y él, mi corazón estaba en su sitio... pero todo quiere decir algo.

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