jueves, 23 de febrero de 2012

¿Amuleto?


¿Es posible en un sólo día, en menos de 24 horas?, ¿Puedes hundir tu vida y salvarla en menos de una jornada?

No era la primera vez que me despertaba tan dentro de mi, sentía todos los nervios de mi cuerpo, toda la sangre hirviendo correr y quemar todo su recorrido. Salir de mí, de tantas palabras revoltosas, era lo único que quería en ese infinito instante.

¿Era real o sólo una pesadilla? mi cama, traidora, intentaba tender la trampa mortal de refugiarme entre sus mantas pero la razón estaba de guardía.

Mi mirada reflejada en el espejo era insostenible, apenas 3 segundos, insoportable.

Las horas seguían insípidas, los apuntes ya no hablaban de la constitución y las canciones ya no hablaban de amor. Las palabras de mis amigos estaban mudas, mis oídos sordos.

Un sacerdote quiso echarme ceniza, quería perdonarme por algo, ¿Qué le había hecho?, Le aprecio y le respeto por eso no dejaría que nuestras creencias nos separen, así que educadamente me retiro a la biblioteca a seguir ilustrándome en el vacío.

Por casualidad, caminando, encontré un trébol con la palabra "love", "amor". Pregunté si de alguien era la mencionada pieza que no era verde sino azul y no salió dueño alguno así que cambió de manos.

Es el primer hecho que me hizo sonreír, y después vinieron más y más y más, las palabras retomaban sentido, los abrazos el calor y lo más importante... La ilusión por la vida, la sangre oxigenada, la respiración profunda...


Llegué a casa y olía a naranjas, frescas y dulces como la miel... mis padres me comieron a besos y mi perro saltaba de alegría.

No me digas que crees en amuletos. No es el amuleto, es lo que te hace ver el significado de algo tan pequeño.

Hay días que amaneces en una cruz, días que olvidamos lo que importa, días negros que tú conviertes en blancos.

“Toda la vida de una mujer en un solo día. Sólo un día. Y en ese día toda su vida.” Las Horas.


Y el espejo sonrió, una vez más.

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