viernes, 27 de abril de 2012

En mi lado de la cama

"Quiero mudarme a otro planeta
imaginarme que miras al cielo.
Quiero sacar los pies de la tierra …
Quiero quedar contigo en un sueño".

Y al final el cuento ya fue acabando, me quedé en el colorín colorado.
El sonido del timbre, las sirenas con sus cantos urbanos y el gentío del mercado
no fueron suficientes para despertar.

No soñaba como las princesitas, con príncipes y bailes en salones ostentosos.

Es cierto que había un baile, un jardín  y muchas personas, algunas más conocidas que otras, pero de alguna forma tenían su lugar imborrable en ella. También ¿Por qué no? estaba la razón de sus sueños diurnos en plena conciencia, aquel que era ilegible y al que no podía interpretar, aquel que la hacía tartamudear y derruir una pizca de su muro.

Si permites que tu felicidad dependa solo de una única persona, cometes el error de tu vida. No es felicidad, es plena dependencia, es el fin de la historia. No podía permitirlo, al menos de nuevo.

En el jardín se celebraba una boda, de un par de verdaderos enamorados, la música era exquisita, el clima y el ambiente realmente agradable y refrescante. Lo único que faltaba era el mar... pero esa no era su boda de pies descalzos.

Y allí estaba aquella alma, sentada en el césped, hubiera dado tanto por adivinar un solo pensamiento...
Ella se sentó a su lado, quería que supiera que estaba ahí intentando sacarle una sola palabra.

- No puedo mirarte.- Dijo con los ojos perdidos en otros mundos.-  juré no hacerlo no se a quien o a que, pero lo juré más me encantaría hacerlo...
- Pues no me mires, siénteme aquí hasta que me canse... ¿oyes eso? esa sintonía me suena demasiado...


...era el teléfono, Buenos días.




¡Qué siga el corazón desengañado sin darse de baja! ¡Jugar a vivir y jugarse la vida...!







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