martes, 10 de julio de 2012

El mismo sueño

¿Cómo perdonarse cuando uno imcumple una promesa que se hizo a sí mismo?

La dejé tirada por el suelo, solo le faltaba la firma y las ganas de cumplirla. Cuando no quieres verlo no quieres verlo, hasta que tengas un poco de cordura y el sentido común vuelva a fluir por tus venas.

Puedes ver mis atardeceres si se te antojan, pero solo serán tuyos si los quieres...
Pesan las horas mirando al horizonte esperando un sonido distinto y solo el frío pone los vellos de punta.

Se desordenan las palabras, hasta las metáforas.

Me aterran los días previsibles, no hay nada que planear, cuando se cumple una meta otra tiene que sustituirla. Si la superas saborea el orgullo pero no te lo tragues, no es un plato que siente demasiado bien, si te caes en el camino ¡Levanta!, puede ser que te des cuenta de que tienes que volver a intentarlo o de que no era tu meta.

No hay que perder el tiempo lamentándose, no hay nada que perdonarse, quizás no formulé bien la promesa...

Una y otra vez, el mismo sueño...









"Vera sonrió. ¿No estaba en la isla del Negro? Se sentó de nuevo junto a la ventana para contemplar el mar. ¡Qué inmenso era! Desde aquí no se vería tierra alguna, sólo el ondulante movimiento del agua azul bajo los rayos del sol poniente... El mar, hoy tan sereno, a veces tan cruel..."

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