domingo, 1 de julio de 2012

Ni principes, ni protectores

Subiendo el laberinto de escaleras, tras tantos años se dio cuenta que justo al final de la encrucijada estaba su casa. ¿Era una señal? Las cosas en su vida nunca fueron fáciles, digamos que el regalo y la condena que le regaló el destino eran las barreras que iba encontrando.
Aquello le ayudaba a valorar lo esencial pero a veces le faltaba hasta el aliento.

Él era un chico bien parecido, apenas rozaba la veintena, tenía éxito y un futuro prometedor. Todos le decían: ¡Cásate con él, lo tiene todo! y ella que a veces era una romántica respondía que lo tenía todo menos su corazón, que la vida sería fácil, plácida y sería la envidia de las seguidoras que aguardaban la soltería del galán pero que tenía que seguir la senda estrecha y complicada para conseguir lo que había soñado.

El "principito" se enfadó mucho por que era una ofensa que alguien de tan "bajo caché" rechazara su generosa oferta y casi a la fuerza hizo que ambos se reunieran para discutir la decisión y con un gesto piadoso poder darle la última oportunidad de cambiar su opinión.

- ¿Sabes lo que estás rechazando?
- Sí, una vida sin amor
- Pero yo te quiero, te adoro, no me importa como seas o de donde vengas
- Tú solo quieres sentirte mejor siendo misericordioso y solo quieres cambiarme para que sea lo que tu quieras que sea, quien te quiere no quiere modelarte, si no le importa de donde vienes, obviaría tu lugar de procedencia. Si me quisieras, sabiendo que renunciaría a mi corazón, me dejarías ir.
- ¿Es tú ultima palabra?, creo que te arrepentirás
- No puedo pensar en el futuro, aun tengo esperanzas puestas en ti, somos jóvenes. Puede que algún día encuentres a la persona que no te haga cuestionarte nada, confío en que algún día algo te de un vuelco.
- Eso son cuentos, Adiós.



Ni principes, ni protectores...




Eran parecidas a mí y por alguna razón no eran yo... eso me quitaba el sueño.

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