martes, 20 de noviembre de 2012

Decisión, valor, como quieras llamarlo

Me levanté con los pies llenos de arena mojada ¿qué esperabas? que viviera siempre sentada en aquella orilla observando las olas que no llegaban, aquellas olas que hablaban de muchas cosas pero apenas de lo esencial.

Estaba muerta de frío, las falsas palabras no arropan así como los falsos amigos. La esperanza se desvanecía así como el coraje, hasta el orgullo. Todos muertos.

Los labios tiritaban vocablos sin sentido, balbuceaban sonetos que había escrito en alguna parte y que apenas se entendían.

¿Cómo no esperar que se derrumbe un castillo de naipes? si no tiene cimientos a los que agarrarse, no es sólido ni estable. Las cartas nunca han sido mi fuerte.

¿Qué querías? Nada, seguramente.

Podría escribir de aquel día, de aquella princesa dormida despertada con los besos más dulces... pero siempre fui más de la ficción que de la realidad...









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